Conocida como la capital del Renacimiento andaluz, esta localidad jiennense se asienta sobre una colina próxima al valle del Alto Guadalquivir, en la comarca de La Loma. Su casco antiguo, declarado Conjunto Histórico-Artístico, alberga un espléndido legado monumental formado por iglesias, palacios y casas nobiliarias.

La Ubbadat árabe fue fundada en el siglo IX, época en que fueron levantadas sus murallas. Su intensa actividad comercial y su artesanía convirtieron a la ciudad en una de las más importantes de Al-Andalus. Tras varios intentos frustrados de conquista cristiana, fue tomada definitivamente en el año 1234 por el rey Fernando III el Santo. La población cobra protagonismo a partir de los siglos XV y XVI, momento en que familias aristocráticas deciden establecerse en la ciudad. Ello ha quedado reflejado en el abundante número de casas blasonadas y palacios que se conservan de aquel periodo y que hacen de Úbeda la ciudad renacentista andaluza por excelencia.

La ciudad

La Plaza Vázquez de Molina o de Santa María destaca en medio del encalado caserío ubetense, al concentrar un soberbio conjunto renacentista. Preside este espacio uno de los mejores ejemplos de arquitectura renacentista, la Sacra Capilla de El Salvador (s. XVI). El templo fue proyectado por Diego de Siloé y llevado a cabo por Andrés de Vandelvira bajo mandato de Francisco de los Cobos, secretario y hombre de confianza del emperador Carlos I. De él, sobresalen unas magníficas portadas de estilo plateresco. Mientras, en el interior se conserva un retablo mayor de Alonso de Berruguete y rejería del maestro Bartolomé. Junto a ella, se encuentra el Palacio del Condestable Dávalos, convertido hoy en Parador de Turismo. Se trata de una construcción del siglo XVI reformada una centuria después, en la que residió el deán de la Sacra Capilla de El Salvador. Tras su distinguida fachada, se esconde un hermoso patio con doble galería de arcos superpuestos.

El contiguo Palacio de las Cadenas, sede del Ayuntamiento, fue diseñado por Andrés de Vandelvira. Frente a su amplia lonja, en uno de los laterales de la plaza, se halla la Iglesia de Santa María de los Reales Alcázares, erigida sobre una antigua mezquita árabe. En ella, se puede apreciar una armónica superposición de estilos artísticos, ya que fue construida originalmente en el siglo XIII en estilo gótico y remodelada siglos después. Cuenta con cinco naves, varias capillas y un claustro del s. XVI.

Completa este bellísimo entorno el Palacio del Marqués de Mancera, que actualmente alberga el Convento de Siervas de María. El edificio, que perteneció en el pasado a un virrey del Perú, muestra en sus líneas una gran pureza renacentista.

En la popular Plaza del Mercado se encuentra la Iglesia de San Pablo, de estilo gótico con reminiscencias románicas de transición en algunos elementos, como la portada. Su interior cobija la capilla de los Vago, espléndida obra de estilo renacentista realizada por Vandelvira. Frente a esta iglesia se puede contemplar otro palacio de factura renacentista, el Ayuntamiento Viejo, y muy cerca, el Oratorio de San Juan de la Cruz, místico abulense fallecido en esta localidad.

A la entrada de la urbe se alza el Hospital de Santiago, considerado «el Escorial andaluz» y una de las obras cumbres del maestro Vandelvira. Tras la sobria fachada de este monumental edificio, hoy activo centro cultural, se esconde un luminoso patio clasicista y una hermosa capilla.

La Redonda de Miradores, detrás de la Plaza de Santa María, permite contemplar una hermosa panorámica de Sierra Mágina y de la cuenca del Guadalquivir.